20080127

En riesgo teatros de SOGEM


Las luces de alarma se encendieron entre los miembros de la comunidad SOGEM luego que empezó a correr el rumor de que los teatros Wilberto Cantón, Coyoacán y el foro Rodolfo Usigli serían concesionados a productores privados y que la Escuela de Escritores, fundada por José María Fernández Unsaín en 1976, podría cerrar sus puertas.
Como reacción, dicha comunidad, en la que se cuentan escritores, dramaturgos y actores, entre otros, hicieron circular un par de documentos —un comunicado y una carta— donde anunciaron que algunos miembros —sin decir quiénes— del Consejo Directivo de la Sociedad General de Escritores de México pretendían facilitar los teatros a la iniciativa privada poniendo en riesgo los únicos reductos para autores mexicanos.
“Ante la falta de transparencia y políticas excluyentes del INBA, de la UNAM y los apoyos del FONCA, estos teatros representan los espacios gracias a los cuales no estamos muertos del todo”, dice el comunicado.
“Tenemos derecho a conservar estos espacios que le han costado sangre, sudor y lágrimas no sólo a los dramaturgos mexicanos, sino también a los actores independientes que los donaron a SOGEM”.
Mientras que en la carta, dirigida al Consejo Directivo, Víctor Hugo Rascón Banda y Tomás Urtusástegui, Presidente y Director de la rama de teatro de SOGEM, respectivamente, se asienta que los miembros de la comunidad solicitan una asamblea para que se les informe e incluya antes de que se tome decisión alguna.
“También, conscientes de nuestra responsabilidad, queremos plantear un plan de rescate, si ese es el problema… para solventar cualquier situación económica o de otro tipo que tengan nuestros teatros, o cualquier otro de los espacios pertenecientes a la institución porque consideramos, son de toda la comunidad de SOGEM”.
No obstante, los nombres de Pablo Leder y Tito Dreinhuffer e incluso OCESA, habían empezado a sonar como los posibles aspirantes de las concesiones, sin embargo, el jueves pasado, desde un hospital capitalino, Rascón Banda desmintió dichos rumores.
Agregó también que los teatros que SOGEM administra —que les fueron donados por Wilberto Cantón y por el Sindicato de Actores Independientes (Said), y que desde entonces han hospedado más de 400 obras— se rentan al 20% de lo recaudado en taquilla, mientras que los de la iniciativa privada llegan a hasta quedarse hasta con el 60%. Por eso, una vez que terminen las temporadas de los montajes que tenemos previamente convenidos, dichas rentas serán del 30 o del 40%.
Ante tal situación, la actriz Cristina Michaus comentó que el teatro mexicano vive un momento crítico, “una desvinculación donde no hay plataforma ni solidaridad”.
Dijo que “SOGEM se ha venido deshaciendo de muchas cosas, como los teatros del Seguro de Social (Legaria, Santa Fe, Isabela Corona, Xola, y otros tantos en provincia), incluidos dentro del paquete de Felipe Calderón de concesionar la salud, y eso me da miedo, porque parece que esa es la tendencia”.
Además, sostuvo que “La Compañía Nacional de Teatro está en manos de un grupo de yuppies, y si ya es difícil para los jóvenes dramaturgos mexicanos montar sus obras, si se concesionan los teatros tendrán tres espacios menos. ¿Qué van a hacer los dramaturgos que generan la Escuela de Escritores?”
Por ejemplo, aseguró, “el Teatro Helénico se la vive montando obras dosificadas, muy intelectuales, de tres o cuatro funciones para que sólo sus cuates las vean. Eso no es hacer cultura, mucho menos generar nuevos públicos, lo único que están provocando es que el teatro mexicano se esté yendo rotundamente al carajo”.
Por su parte, la dramaturga Gabriela Ynclán y miembro de la Comisión Consultora de Teatros, destacó que debido a problemas económicos, en la última asamblea se acordó “reducir gastos de administración, así como el pago de seguros de vida a algunos escritores. Pero no se habló de la concesión de los teatros ni del cierre de la Escuela de Escritores”.
Sin embargo, dijo, “nos enteramos que efectivamente éstas propuestas son ciertas”. Por lo tanto, como sociedad de gestión no sólo preocupada por la recaudación de regalías, sino también por la formación de escritores mexicanos “es muy importante mantener estos foros. Y no somos los únicos interesados (la gente de teatro), hay a su vez un gran grupo de escritores y cineastas que necesitan los espacios para presentar sus trabajos”.
Comentó que tanto los teatros como la Escuela de Escritores “no representan un problema para SOGEM, si bien no aportan mucho tampoco le quitan. No entiendo de dónde surge la idea de rentar la biblioteca y concesionar los teatros e incluso cerrar la escuela, pienso que se está aprovechando el hecho de que Víctor Hugo Rascón Banda está enfermo para lanzar la propuesta, aunque si no lo estuviera tampoco es posible que pueda impedir que la concesión se lleve a cabo”.
Se sabe que ya hubo ofertas de “60 mil pesos mensuales por el Wilberto Cantón y de 30 mil por el Coyoacán, y eso no es nada, porque ningún teatro en este país se renta por mil o dos mil pesos diarios, además de que cualquier autor mexicano mete más que eso en taquilla”, recalcó la dramaturga.
En entrevista, Silvia Mejía, titular de la Coordinación de Teatros de la SOGEM aseguró que “sí se contempló la posibilidad de concesionar los teatros”. No obstante, “en los próximos días se hará una asamblea de rama para lanzar la propuesta formal de invitar a productores privados a apostar en nuestros teatros con obras mexicanas”.
Adelantó que la SOGEM tuvo una reunión con Ignacio Escárcega, Coordinar de Teatro del INBA, para cimentar dicha propuesta, y que los nuevos proyectos de los teatros sean partícipes del programa de Apoyo a la Autoría Escénica Iberoamericana. Por lo que, dijo, “se desatará un movimiento importante”.
Lo anterior, aseguró, “nace de una búsqueda de medios económicos para sustentar los espacios de SOGEM. La idea es generar ganancias para seguir apoyando al teatro mexicano, ya que no tenemos subsidio como los foros de las grandes productoras, es decir el Teatro Helénico y los del Centro Cultural del Bosque”.

20080112

Buenas noches, don Andrés… Adiós, maestro Henestrosa


Siendo oaxaqueño es casi un delito no saber quién fue Andrés Henestrosa. Más allá de eso, yo tuve la oportunidad de conocerlo. Un periódico (El Imparcial) y la revista (Mujeres) para los que trabajaba, me encomendaron el privilegio de ir a entrevistarlo en su casa ubicada al sur de la Ciudad de México, con motivo de su aniversario 98. Acordé la cita con su hija Cibeles y fui en compañía de mi amiga, la poeta Ingrid Valencia. Nos recibieron y pasamos a una enorme biblioteca. Como toda biblioteca, ésta estaba abarrotada de libros, lo cual me pareció un tanto extraño pues un año atrás (en noviembre de 2003) había donado algo así como 35 mil títulos al espacio que ahora lleva su nombre y que se encuentra ubicado en el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca. De pronto, apareció don Andrés, caminando con paso lento del brazo de hija, dando unas últimas instrucciones (en zapoteco) a una empleada de la casa. Yo no hablo zapoteco así que no entendí de qué se trataba. La entrevista duró poco más de una hora y me gustaría postearla pero tristemente ha quedado en el disco duro de mi antigua computadora cuya tarjeta madre valió… bueno, ni hablar. Eso me da el pretexto de ir con alguien que sepa cómo recuperar esos archivos para poder incluirla en este blog. (Lo prometo). No voy entrar en detalles pero sí me gustaría remarcar el carácter alegre de don Andrés a los 98 años, lúcido y coqueteando con Ingrid, como después la poeta Natalia Toledo me llegó a comentar que era el maestro, y que si hija se encargó en confirmar esa misma tarde: “Es un coqueto”, dijo. Pero ese carácter del maestro Henestrosa es el que hoy me lleva a preguntarme cómo es que se le hace para ser tan alegre, tan humilde y generoso, supongo que eso se logra después de haber leído toneladas de libros y de compartir charlas de todo con los personajes más más de la vida política y cultural del país. En fin, días después lo encontré en Oaxaca, en la presentación de una edición especial de Los Hombres que Dispersó la Danza que Carla Zarebska y Abel Iraizos armaron, en la que se incluyen algunas obras de Francisco Toledo y Graciela Iturbide, una edición bellísima, dicho sea de paso. Ahí, viéndolo compartir con amigos y personajes de la cultura y la política oaxaqueña, recordé algo que me dijo durante la entrevista que le había hecho días antes. Yo ya sabía que a don Andrés le gustaba beber, como él mismo dijo:“terriblemente”, así que le pregunté si lo seguía haciendo. Me dijo, mirando de reojo a su hija, “claro, de vez en cuando me dejan echar mi copita”. Ese día parece que se tomó más de una copita, pero se le veía contento. Antes de irse a dormir, porque la cena de la presentación fue en el mismo hotel donde se hospedaba, me paré, lo saludé y le entregué una copia de El Imparcial, donde venía la entrevista que le había hecho. No sé si la leyó, pero a pesar de que lo vi en la televisión y en periódicos muchas veces más, ese es el último recuerdo que guardo de él. Yo, dándole la mano y deseándole buenas noches. Buenas Noches, don Andrés, no lo olvidaremos jamás. Adiós, maestro Henestrosa.

20080110

Muere a los 101 años Andrés Henestrosa


México.- El escritor Andrés Henestrosa falleció este jueves, informó esta noche Carlos Loret de Mola en su informativo Contraportada que transmite Organización Radio Fórmula.
El escritor oaxqueño tenía 101 años al momento de fallecer. No se dieron las causas que provocaron su muerte.
El poeta, narrador, ensayista, historiador y orador mexicano Andrés Henestrosa, quien también fue incansable investigador, defensor y documentador de su cultura, la zapoteca, celebra hoy 100 años de vida, con una lucidez y frescura envidiables.
Henestrosa Morales nació en Ixhuatán, Oaxaca, en 1906, y sus estudios primarios los hizo en Juchitán, Oaxaca.
Habló exclusivamente lenguas indígenas hasta la edad de 15 años, cuando se trasladó a la Ciudad de México.
Estudió durante un año en la Escuela Normal de Maestros y en 1924 se inscribió en la Escuela Nacional Preparatoria, en la que se graduó como Bachiller en Ciencias y Artes.
También hizo estudios en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, en la carrera de Derecho, sin graduarse. Asimismo, fue alumno de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de México.
En 1927 fue alumno de Sociología con el maestro Antonio Caso, y fue éste quien le sugirió que escribiera los mitos, leyendas y fábulas que Henestrosa refería oralmente, idea que fue la base de su libro “Los hombres que dispersó la danza” , publicado dos años depués.
El maestro Henestrosa ha hecho aportaciones destacadas al indigenismo, y en su obra “Los hombres que dispersó la danza” recreó, con una prosa llena de brío y eficacia narrativa, cuentos y leyendas de su tierra zapoteca, tomados del acervo popular.
Tras su frescura tácita, late una orgullosa nobleza de su condición indígena, tan profunda como antigua.
A decir de los conocedores, su “Retrato de mí madre” (1940) es una de las páginas más hermosas de la literatura mexicana, en que la evocación filial, ajena a todo sentimentalismo, se expresa con una elocuencia sobria y vigorosa.
Dicha pieza es junto con la “Visión de Anáhuac” , de Alfonso Reyes, y “Canek” , de Ermilo Abreu Gómez, una de las obras mexicanas más veces editada.
El prolífico autor zapoteco tiene, además, una importante labor crítica, durante muchos años ha escrito ensayos, artículos y relatos, dispersos en las páginas de revistas y periódicos o como prólogos y contribuciones a diversos libros.
Dentro de su extensa obra, Henestrosa ha seguido una línea paralela a la de sus libros, la exaltación de su pueblo y del pasado indígena, la defensa de ese espíritu liberal, así como el estudio y valoración de las expresiones de su país.
Participó en 1929 en la campaña presidencial de José Vasconcelos, en la que recorrió una gran parte del país, al mismo tiempo que leía y escribía cartas a sus amigos, haciéndoles descripciones de pueblos y crónicas de esa gira electoral.
Sin embargo, de esos escritos muy poco se salvó al publicarse en periódicos y revistas de aquella época.
En 1936 fue becado por la Fundación Guggenheim de Nueva York, Estados Unidos, para llevar a cabo estudios sobre la significación de la cultura zapoteca en América.
Además, permaneció por breves temporadas en Berkeley, California; Chicago, Illinois; Nueva Orleáns, Louisiana; Nueva York, y varios lugares más, siempre investigando en archivos y bibliotecas.
A Henestrosa se debe el haber fonetizado el idioma zapoteco, para lo que preparó el alfabeto y un diccionario zapoteca-castellano, en el que el primero se puso en práctica.
Ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua el 23 de octubre de 1964 como miembro numerario, ocupando la silla 23, organismo en el que de 1965 a 2000 ocupó el cargo de bibliotecario.
Dentro de su vasta obra destacan los relatos “Los hombres que dispersó la danza” (1929) , “Caminos del corazón” , “Los hombres que dispersó la danza y algunos recuerdos, andanzas y divagaciones” , reedición del Fondo de Cultura Económica de 1992, y “Retrato de mi madre” (1940) .
También, “Los cuatro abuelos (Carta a Griselda Alvarez)” , 1960; “Sobre mí (Carta a Alejandro Finisterre)” , 1936; “Una confidencia a media voz (Carta a Estela Shapiro)” , 1973, y “Carta a Cibeles” , 1982.
Estas cuatro cartas autobiográficas han sido reunidas en un volumen bajo el título de “El remoto y cercano ayer” .
En 1972, bajo el título de “Obra completa” , apareció en un volumen todo cuanto hasta entonces había publicado Henestrosa, y posteriormente publica “De Ixhuatán, mi tierra, a Jerusalén, tierra del Señor” (1976) y “El maíz, riqueza del pobre” (1981) .
En el campo del ensayo, publicó “Los hispanismos en el idioma zapoteco” , que fue su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, en 1964; “Acerca del poeta y su mundo” , respuesta al discurso de ingreso de Alí Chumacero al mismo organismo (1965) , “De México y España, colección de artículos, ensayos y cartas” (1974) , y “Espuma y flor de corridos mexicanos” (1977) .
Prolífico autor, prologó más de 40 obras de autores mexicanos y extranjeros, y realizó en colaboración con Ermilo Abreu Gómez, Jesús Zavala y Clemente López Trujillo en 1946 la “Antología.
Ejerció el periodismo desde hace medio siglo, colaborando hasta el día de hoy en los diarios más importantes del país, además de que dirigió la revista ” El Libro y el Pueblo ” y fue fundador de ” Las Letras Patrias “.
De la misma forma, escribió en las pubilcaciones ” Hoy “, ” Revista de la Universidad “, ” Epoca “, ” Revista de la Cámara de Comercio “, ” Revista de América “, ” Aspectos “, ” Casa del Tiempo “, de la Universidad Autónoma Metropolitana, y en Notimex.
También se desempeñó como director de la revista ” Mar Abierto. De Ambos Mundos “, (1985-1992). En 1970 apareció el libro ” Alacena de alacenas “, colección de artículos publicados cada domingo en el periódico ” El Nacional” de 1951 a 1970.
Mucha de su obra literaria se encuentra dispersa en periódicos y revistas de los últimos 50 años, en espera de ser compilada y seleccionada.
Durante 40 años también fue maestro de Lengua y Literatura en la Uiversidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en la Escuela Normal Superior de la Secretaría de Educación Pública (SEP) .
Fue diputado federal en las XLIV y XLVI Legislaturas por el Estado de Oaxaca; jefe del Departamento de Impuestos Especiales de la Tesorería de Distrito Federal; jefe del Departamento de Literatura del Instituto Nacinal de Bellas Artes (INBA) , y jefe de Prensa y Publicidad del Senado de la República.
El maestro Henestrosa fue merecedor de las distinciones Medalla Elías Sourasky (1973) ; Presea Ciudad de México (1990) ; Medalla Ponciano Arriaga, por méritos legislativos (1991) ; Medalla Ignacio Manuel Altamirano, de la Secretaría de Educación Pública (1992) , y Medalla René Cassin, de la Tribuna Israelita (1992) .
Asimismo, Medalla al mérito Benito Juárez, de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (1993) ; Medalla Belisario Domínguez, del Senado de la República (1993) ; Premio Nacional de Lingüística y Literatura (1994) y Medalla de Oro, de Bellas Artes (2002) .
En su honor fue instauradas la Medalla Andrés Henestrosa, de Escritores Oaxaqueños A.C. (1992) y la Medalla de la Comisión del Deporte Andrés Henestrosa.

Nota tomada de Milenio